Anselmo inaugura en filosofía lo que se llamará la escolástica, periodo que fructificará en las Summae y en hombres como Buenaventura, Tomás de Aquino y Juan Duns Scoto.
Su formación agustiniana, común en el medioevo, le acercará a su intuición filosófica más característica: la búsqueda del entendimiento racional de aquello que, por la fe, ha sido revelado. En el sentir de Anselmo, no se trata de remover el misterio de los dogmas, ni de desacralizarlos; tampoco significa un vano intento de comprenderlos en su profundidad, sino tratar de entenderlos, en la medida en que esto es posible al ser humano.
se coloca la eticidad en la ley y la intención de la voluntad de adecuarse a ella. Una persona es justa no tanto por lo que quiere, sino por el motivo que quiere.
Abelardo (1079 d. C)
Es reconocido por la crítica moderna como uno de los grandes genios de la historia de la lógica, de la que hacía uso a través de los géneros y técnicas de la diatriba dialéctica y un dominio silogístico profundo. Abelardo es también recordado, siglos después, en pleno Romanticismo, por la relación amorosa mantenida con Eloísa. A la vez autor de numerosos poemas, dedicó gran parte de su vida a la enseñanza y al debate.
El pecado consiste en el consentimiento a lo que es malo. Lo que es moralmente malo o bueno no es la ejecución del acto, sino la disposición previa en el agente moral.
Santo Tomas de Aquino (1225 d. C)
Una de las mayores figuras de la teología sistemática y, a su vez, una de las fuentes más citadas de su época en metafísica, hasta el punto de, una vez muerto, ser considerado el referente de las escuelas del pensamiento tomista y neotomista. Es conocido también como Doctor Angélico, Doctor Común y Doctor de la Humanidad, apodos dados por la Iglesia católica, la cual lo recomienda para los estudios de filosofía y teología.
La acción humana, única que puede ser la moral, es la que tiene conocimiento y voluntad ; por eso cuenta mucho la intención de la conciencia.
Duns Scoto (1266 d. C)
Empeñado en construir un sistema filosófico sólido y coherente, radicado en la tradición agustinista del franciscanismo, abandonó sin embargo la doctrina agustinista de la iluminación por influjo del aristotelismo, que explicaba el conocimiento de las verdades y esencias universales por medio de la abstracción. Pero se aleja de Tomás de Aquino en lo concerniente al conocimiento de las realidades singulares: el entendimiento, para él, conoce directamente las realidades individuales por medio de una intuición inmediata confusa. Así pues, el entendimiento capta abstractivamente lo universal y directa e intuitivamente lo individual.
Ya que la voluntad es más importante que la inteligencia, su principal atributo es la omnipotencia, más que su omnisapiencia. de esta manera, la ley natural y la ley divina positiva son así porque el ha querido así.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario